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Bienestar Físico y Emocional

Salud Mental en los Niños/Niñas y Adolescentes

¿Lo sabías? En momentos de estrés y crisis, los niños observan los comportamientos y reacciones de los adultos para aprender a gestionar sus propias emociones.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 20% de los niños y adolescentes en el mundo tienen trastornos o problemas mentales y cerca de la mitad se manifiestan antes de los 14 años. 

La adolescencia es una etapa única y formativa, pero los cambios físicos, emocionales y sociales que se producen en este periodo, incluida la exposición a la pobreza, los malos tratos o la violencia, pueden hacer que los adolescentes sean vulnerables a problemas de salud mental. Protegerlos de la adversidad, promover en ellos el aprendizaje socioemocional y el bienestar psicológico, y garantizar que puedan acceder a una atención de salud mental son factores fundamentales para su salud y bienestar durante esos años y la edad adulta.

 

Cómo reconocer las señales de estrés en los niños

"Fuente UNICEF"

Cada niño reacciona de forma diferente a las dificultades que se le presentan. Nuestra cultura también influye en la forma de expresar nuestras emociones. En algunas culturas, por ejemplo, no es aceptable expresar emociones y llorar en público, mientras que en otras sí lo es.

Algunas señales de estrés no son evidentes. A continuación ofrecemos una lista de señales que pueden presentarse a distintas edades. Todos los niños son diferentes y, por tanto, también lo son sus reacciones al estrés.

Muchos de estos síntomas suelen ser temporales y son reacciones normales al estrés. Sin embargo, si persisten, el niño puede necesitar apoyo de un especialista.

Edad

Reacción

0-3 años

  • Mayor necesidad de estar cerca de los cuidadores
  • Regresión del comportamiento
  • Cambios en los hábitos alimenticios o del sueño
  • Aumento de la irritabilidad
  • Aumento de la hiperactividad
  • Temores intensos
  • Rabietas más frecuentes
  • Llantos más frecuentes

4-6 años

  • Necesidad de estar cerca de los adultos
  • Regresión del comportamiento
  • Cambios en los hábitos alimenticios o del sueño
  • Aumento de la irritabilidad
  • Dificultades para concentrarse
  • Disminución de la actividad o exceso de  o actividad
  • Pérdida de interés por el juego
  • Deseo de asumir papeles de adulto
  • Mutismo
  • Ansiedad o aumento de la ansiedad

7-12 años

  • Retraimiento
  • Preocupación por otras personas afectadas por un acontecimiento concreto
  • Cambios en los patrones de alimentación o del sueño
  • Temores exacerbados
  • Aumento de la irritabilidad
  • Agresividad
  • Agitación
  • Deterioro de la memoria y la concentración
  • Síntomas físicos/psicosomáticos
  • Evocación frecuente del suceso o realización de juegos repetitivos
  • Sentimiento de culpa

13-17 años (adolescentes)

  • Tristeza intensa
  • Preocupación excesiva por los demás
  • Sentimiento de vergüenza y culpa
  • Mayor cuestionamiento de la autoridad
  • Mayor asunción de riesgos
  • Agresividad
  • Comportamiento autodestructivo
  • Sensación de desesperanza

Todas las edades – Reacciones físicas

Como estos síntomas también pueden constituir un indicio de una dolencia física, se recomienda que un médico examine a tu hijo para descartar cualquier causa de este tipo.

 

  • Fatiga
  • Sensación de opresión en el pecho
  • Dificultades para respirar
  • Boca seca
  • Debilidad muscular
  • Dolor de estómago
  • Mareos
  • Temblor
  • Dolores de cabeza
  • Dolor genérico

Señales de alerta preocupantes, que no se deben pasar por alto si se mantienen

Si estos síntomas persisten, el niño necesitará apoyo especializado

 

 

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  • Retraimiento, reserva e inmovilidad
  • Miedo en presencia de otros
  • Mutismo
  • Preocupación extrema y constante
  • Síntomas físicos de malestar: temblores, dolores de cabeza, pérdida de apetito, tensión y dolor
  • Agresividad, voluntad de dañar a otros
  • Confusión o desorientación
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BIENESTAR EMOCIONAL

La post pandemia de es un reto emocional para todo el mundo, y especialmente para los niños. Habla con tu hijo periódicamente sobre sus emociones. Esto significa preguntarle, directa o indirectamente, cómo se siente. Puedes proponerle que se exprese por medio de la pintura o el dibujo. Anímalos a que te hablen de su dibujo, de lo que representa o de por qué han elegido un color determinado. Esto puede ayudar a algunos niños a expresar lo que sienten, mientras que otros pueden preferir enseñar su dibujo sin comentar nada; deja que tu hijo decida.

BIENESTAR FAMILIAR

Es cuando todos los miembros de la familia se encuentran sanos y seguros, donde reina la paz, el amor y la armonía, pues es el pilar de todo hogar y se debe cuidar como un tesoro, pues en ocasiones alguno de los miembros de la familia se puede encontrar en peligro y esto hará que todo se dañe.

Algunas actividades para mantener un bienestar familiar son: Hacer actividades que involucren a todos los miembros del hogar, escuchar y dialogar con calma cuando hay algo que no está bien, corregir con amor,         realizar viajes que involucren toda la familia, cocinar lo que les gusta juntos, entré otros.

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RESPIRA!

Estas actividades pretenden reducir el estrés de tu hijo, ayudarle a sentirse mejor y ofrecerle un mecanismo para gestionar positivamente sus emociones. Ten en cuenta que también pueden ser beneficiosas para los adultos, así que puedes realizarlas con tu hijo. 

Respiración abdominal

A menudo, cuando estamos estresados, nuestra respiración se vuelve superficial y tiene lugar en la parte superior de la caja torácica en lugar del vientre o el abdomen, mientras que la respiración abdominal tiene un efecto calmante y nos ayuda a oxigenar los pulmones.

Instrucciones

  • Coloca tu mano en el estómago
  • Inhala profundamente por la nariz durante 5 segundos y exhala profundamente por la boca durante 5 segundos; repítelo 5 veces.
  • Con los niños, se puede utilizar la imagen de un globo: cuando inhalan, inflan su vientre como un globo, y cuando exhalan, el globo se desinfla lentamente.

La OMS sobre actividad física, sedentarismo y sueño para niños menores de 5 años

Para crecer sanos, los niños menores de cinco años deben pasar menos tiempo sentados mirando pantallas o sujetos en carritos y asientos, dormir mejor y tener más tiempo para jugar activamente, según las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

«Lograr la salud para todos significa hacer lo mejor para la salud desde el inicio de la vida de las personas», dice el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «La primera infancia es un período de rápido desarrollo y una época en la que los modos de vida familiar pueden adaptarse para mejorar la salud».

Las nuevas directrices sobre actividad física, sedentarismo y sueño para niños menores de 5 años fueron elaboradas por un comité de expertos de la OMS. Estos evaluaron los efectos que tienen en los niños pequeños un sueño inadecuado y el tiempo que pasan sentados mirando pantallas o sujetos en sillas y carritos. También examinaron las pruebas de los beneficios del aumento de los niveles de actividad.

«Aumentar la actividad física, reducir el sedentarismo y garantizar un sueño de calidad para los niños pequeños mejorará su salud física y mental y su bienestar, y ayudará a prevenir la obesidad infantil y las enfermedades asociadas a ella en etapas posteriores de la vida», dice la Dra. Fiona Bull, directora del programa de la OMS de vigilancia y prevención poblacionales de enfermedades no transmisibles.

El incumplimiento de las recomendaciones actuales sobre actividad física provoca más de 5 millones de muertes en todo el mundo cada año en todos los grupos de edad. Actualmente, más del 23% de los adultos y del 80% de los adolescentes no realizan suficiente actividad física. Si se establecen a una edad temprana, las costumbres relativas a la actividad física saludable, el sedentarismo y el sueño ayudan a moldear los hábitos a lo largo de la infancia, la adolescencia y la edad adulta.

«Lo que realmente debemos promover es que los niños vuelvan a jugar», dice la Dra. Juana Willumsen, coordinadora de la OMS para la obesidad infantil y la actividad física. «Se trata de potenciar el tiempo de juego en detrimento del tiempo dedicado a actividades sedentarias, protegiendo al mismo el sueño.»

El patrón de actividad general a lo largo de las 24 horas del día es clave: hay que reemplazar los periodos prolongados en que los niños pequeños permanecen sujetos o dedicados a actividades sedentarias frente a una pantalla por juegos más activos, velando al mismo tiempo por que tengan un sueño suficiente de buena calidad. El tiempo dedicado a actividades sedentarias que conlleven la interacción con un cuidador y no supongan la exposición a pantallas, como leer, contar cuentos, cantar y hacer puzles, es muy importante para el desarrollo del niño.

La Comisión para acabar con la obesidad infantil reconoció las importantes interacciones entre la actividad física, el sedentarismo y un tiempo adecuado de sueño, así como su impacto en la salud física y mental y el bienestar, y pidió orientaciones claras sobre la actividad física, el sedentarismo y el sueño con respecto a los niños pequeños.

La aplicación de las recomendaciones contenidas en estas directrices durante los primeros cinco años de vida contribuirá al desarrollo motor y cognitivo de los niños y a su salud a lo largo de toda la vida. 

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